“When you think the night has seen your mind, that
inside you’re twisted and unkind, let me stand to show that you are blind. Please
put down your hands because I see you. I’ll be your mirror (Cuando
pienses que la noche se ha instalado en tu mente, que en tu interior estás
retorcido y angustiado, deja que te demuestre que estás ciego. Baja las manos
porque puedo verte. Yo seré tu espejo).
-Lou Reed
-¿Te estás divirtiendo?- me preguntó Nathaniel entrelazando sus brazos alrededor de mi cintura. A pesar del volumen de la música le entendí, así que me giré y le besé con avidez.
-Muchísimo…- murmuré, abrazándole. Katherine se plantó a mi lado.
-¡Max!- me abrazó y yo le devolví el abrazo riendo.
-¿Qué ocurre?- pregunté, feliz. Desde hacía varios días me llevaba muy bien con mi hermanastra.
-¡Lys! ¡Me pidió salir!- exclamó. La abracé con fuerza y giré con ella.
-¿¿En serio?? ¡Me alegro muchísimo Kath!- dije. Ella me dedicó una sonrisa llena de ternura, y me abrazó con el mismo sentimiento.
-Y todo gracias a ti…- murmuró. Yo le devolví el abrazo, y la mandé con el albino, diciendo que no le dejara solo mucho tiempo. Busqué entonces a mi rubio con la mirada, pero parecía que Amber se lo había llevado a un lado para hablar, así que me dediqué a pasear por el lugar…
-Quiero hablar contigo- me giré hacia Castiel, que me miraba con seriedad. Tragué saliva, pero asentí.
-¿Qué quieres?- pregunté. Él negó con la cabeza.
-En privado, hay mucho ruido- dijo, tirando de mi hacia el otro lado de la sala. Pasamos junto a muchas caras desconocidas, y llegamos a un pasillo desierto. Castiel abrió una puerta y entramos en una pequeña habitación con un sofá. Me senté en él, alisando mi vestido, y miré al chico, que cerró la puerta a su espalda.
-¿Qué ocurre Cast…?- me interrumpió con un beso. Abrí los ojos sorprendida y le observé confusa- ¿¡Qué demonios…!?- volvió a besarme, con más deseo que antes.
-Ya estoy harto, no puedo soportarlo más- me besó el cuello, sujetándome las muñecas- Quiero tenerte…quiero tenerte…y si para conseguirlo debo hacer esto lo haré Max- me bajó la cremallera del vestido, pero me conseguí soltar y pegué contra la pared en la que se encontraba la puerta.
-Castiel por favor, piensa- murmuré- Razona, esto no puede ser. Yo estoy con Nathaniel, y no puedo hacer nada contigo- pero nada parecía importarle. Me volvió a agarrar por las muñecas y me besó ávidamente…Hasta que la puerta se abrió y el rostro de Nathaniel apareció ante nosotros. Me deshice del agarre de Castiel y lo empujé lejos de mí- Te lo estaba diciendo maldita sea- me giré hacia el rubio- ¡No es lo que parece Nath, en serio…!- me acalló con un beso. Cuando se separó cerró la puerta y le echó el cerrojo.
-No quiero que nadie moleste…- murmuró- Y quiero dejarle claro a este tío que solo eres mía…- dijo, lamiendo mi mejilla. Me estremecí y me agarré a la perchera de su chaqueta. Castiel, que había acabado sentado en el sofá, se levantó y me rodeó la cintura con los brazos. Me separó ligeramente de Nathaniel y recorrió mi cuerpo con las manos.
-¿Tuya? No me hagas reír- murmuró, lamiendo mi oreja. Mi cabeza daba vueltas, y no sé si era por los chupitos de tequila que había tomado hacia un rato o porque me estaba mareando. Me zafé del abrazo de Castiel y me acerqué a Nathaniel, a quién besé ávidamente. Y mientras hacía eso, sentí como Castiel me besaba suavemente la nuca.
-Lou Reed
-¿Te estás divirtiendo?- me preguntó Nathaniel entrelazando sus brazos alrededor de mi cintura. A pesar del volumen de la música le entendí, así que me giré y le besé con avidez.
-Muchísimo…- murmuré, abrazándole. Katherine se plantó a mi lado.
-¡Max!- me abrazó y yo le devolví el abrazo riendo.
-¿Qué ocurre?- pregunté, feliz. Desde hacía varios días me llevaba muy bien con mi hermanastra.
-¡Lys! ¡Me pidió salir!- exclamó. La abracé con fuerza y giré con ella.
-¿¿En serio?? ¡Me alegro muchísimo Kath!- dije. Ella me dedicó una sonrisa llena de ternura, y me abrazó con el mismo sentimiento.
-Y todo gracias a ti…- murmuró. Yo le devolví el abrazo, y la mandé con el albino, diciendo que no le dejara solo mucho tiempo. Busqué entonces a mi rubio con la mirada, pero parecía que Amber se lo había llevado a un lado para hablar, así que me dediqué a pasear por el lugar…
-Quiero hablar contigo- me giré hacia Castiel, que me miraba con seriedad. Tragué saliva, pero asentí.
-¿Qué quieres?- pregunté. Él negó con la cabeza.
-En privado, hay mucho ruido- dijo, tirando de mi hacia el otro lado de la sala. Pasamos junto a muchas caras desconocidas, y llegamos a un pasillo desierto. Castiel abrió una puerta y entramos en una pequeña habitación con un sofá. Me senté en él, alisando mi vestido, y miré al chico, que cerró la puerta a su espalda.
-¿Qué ocurre Cast…?- me interrumpió con un beso. Abrí los ojos sorprendida y le observé confusa- ¿¡Qué demonios…!?- volvió a besarme, con más deseo que antes.
-Ya estoy harto, no puedo soportarlo más- me besó el cuello, sujetándome las muñecas- Quiero tenerte…quiero tenerte…y si para conseguirlo debo hacer esto lo haré Max- me bajó la cremallera del vestido, pero me conseguí soltar y pegué contra la pared en la que se encontraba la puerta.
-Castiel por favor, piensa- murmuré- Razona, esto no puede ser. Yo estoy con Nathaniel, y no puedo hacer nada contigo- pero nada parecía importarle. Me volvió a agarrar por las muñecas y me besó ávidamente…Hasta que la puerta se abrió y el rostro de Nathaniel apareció ante nosotros. Me deshice del agarre de Castiel y lo empujé lejos de mí- Te lo estaba diciendo maldita sea- me giré hacia el rubio- ¡No es lo que parece Nath, en serio…!- me acalló con un beso. Cuando se separó cerró la puerta y le echó el cerrojo.
-No quiero que nadie moleste…- murmuró- Y quiero dejarle claro a este tío que solo eres mía…- dijo, lamiendo mi mejilla. Me estremecí y me agarré a la perchera de su chaqueta. Castiel, que había acabado sentado en el sofá, se levantó y me rodeó la cintura con los brazos. Me separó ligeramente de Nathaniel y recorrió mi cuerpo con las manos.
-¿Tuya? No me hagas reír- murmuró, lamiendo mi oreja. Mi cabeza daba vueltas, y no sé si era por los chupitos de tequila que había tomado hacia un rato o porque me estaba mareando. Me zafé del abrazo de Castiel y me acerqué a Nathaniel, a quién besé ávidamente. Y mientras hacía eso, sentí como Castiel me besaba suavemente la nuca.
-Castiel…- murmuré, reprimiendo mis
instintos. Vi como Nathaniel fruncía el ceño.
-¿Qué pretendes?-preguntó el rubio.
Castiel tiró del vestido hacia abajo dejándome en ropa interior.
-Bueno…- cogió mis pechos y me lamió el
cuello- Podemos hacer un trío…así no
tendrás queja- murmuró. Nathaniel le miró como si fuese idiota, pero
entonces desvió su mirada a mis pechos y suspiró, mordiéndose el labio.
-Nath…- supliqué, intentando deshacerme
del agarre de Castiel. Pero el chico no cejó en su empeño. Y el rubio solo
tenía ojos para mi cuerpo. El pelirrojo movía las manos en círculos y me
arrancó un gemido. Nath reaccionó, pero en vez de separarme del pelirrojo,
rodeó mi cintura y me besó. Sentí como Castiel apartaba las manos de los pechos
y las deslizó por mi silueta hasta que llegó a mi tanga.
-¿Qué hago? ¿Lo quito?- susurró a mi
oído, haciendo que me estremeciera. Abrí la boca para hablar, pero Nathaniel me
cortó agarrando mis pezones.
-Hazlo de una vez idiota- le ordenó.
Sentí la sonrisa de suficiencia del pelirrojo.
-Ahora te crees experto ¿no Nath? ¿Cuántas
veces lo habéis hecho? ¿Dos, tres?- preguntó.
-Cinco- declaró. Quise darle un golpe
por decirlo pero Castiel me arrancó la prenda interior de golpe, y me
desabrochó el sujetador.
-Novato- se burló él, deslizando la mano
hacia mis labios inferiores. Mi espalda se arqueó con el contacto del pelirrojo…hacía
tanto que no le sentía conmigo que el gemido fue instantáneo.
-Por favor…- murmuré, colocando mis
manos sobre las de Nath, que las quitó de donde estaban y me besó. Los sentía a
ambos. Le quité a Nath la chaqueta y la camisa, y me di la vuelta para hacer
con Castiel lo mismo. Entonces Nathaniel me apretó contra él y el pelirrojo
aprovechó para besarme. Nuestras lenguas se encontraron y enredé mis manos
entre sus mechones pelirrojos…y entonces sentí a Nathaniel. Me separé de
Castiel, y hubiese caído de no ser porque el pelirrojo me agarró. Miró con
fingido reproche al rubio.
-No es justo, lo has hecho a traición-
espetó, divertido. Nath le fulminó con la mirada.
-Es mi novia-
-Y estamos haciendo un trío ¿me equivoco o
no?- mientras hablaba me abracé a Castiel.
-Sigue…- mi voz sonó rasposa. La cabeza
me daba vueltas- Hazlo otra vez….vuelve
a hacerlo- le insté, arañando el pecho desnudo del pelirrojo- Y tú, quítate los pantalones. Ya-
espeté. Él rio divertido, pero me obedeció y me incliné hacia él. Coloqué un
mechó de pelo tras mi oreja. Sentía a Nathaniel, y cada vez la temperatura de
mi cuerpo aumentaba más y más. Jugueteé con el miembro del pelirrojo, que
empezó a respirar de manera pesada. Lamí con cuidado y el chico ahogó un
gemido. Reconocí el sabor salado que lo caracterizaba y sonreí, mientras lo
acariciaba- Estás muy tenso Castiel….
¿no has hecho nada desde la última vez?- el chico negó con la cabeza,
mientras me levantaba y besaba con ansiedad. Entonces retorció mis pezones y
agarró uno entre sus dientes. Chupó lentamente y entonces me separó bruscamente
de Nathaniel.
-Es mi turno principito- aclaró,
mientras me penetraba. Gemí con fuerza y me agarré a Nathaniel. Le miré a los
ojos. Se veían nublados, como aquella vez que lo hicimos en la sala de
delegados. Hice lo mismo que con Castiel, solo que esta vez el sabor fue
diferente. Más suave, y no tan áspero como la del pelirrojo. Me separé
bruscamente con una de las embestidas del chico, y me abracé con fuerza al
delegado. Le besé, y un gemido por parte del pelirrojo me indicó que había
acabado. Pero Nath no. Él me separó de Castiel y me llevó hasta el sofá, donde
se sentó, y a mí encima de él. Castiel me agarró los pechos y besó mi nuca
mientras Nathaniel me penetraba con dulzura. Cuando todo terminó, me derrumbé
sobre Nathaniel, me separé de él y me senté a su lado. Castiel se colocó a mi
derecha y sacó de su chaqueta su típico paquete de tabaco. Sacó dos
cigarrillos, uno de los cuales me ofreció a mí. Me lo encendió, y yo, tras
aspirar la nicotina, expulsé el humo. Miré a Nath.
-¿Quieres?- pregunté. Él me miró
fijamente unos segundos y aceptó el cigarro. Me levanté, me puse la ropa
interior y me volví a sentar- Dame otro
Cast- pedí. El chico sacó otro cilindro y cuando le prendió fuego sacié mi
mono de tabaco. Y nos quedamos así, semi desnudos, esperando a que la fiesta
terminase para marcharnos…